[MERCURIADOS]

 
 

Información general sobre el mercurio

Los primeros datos básicos sobre el mercurio (Hg) los podemos extraer de un interesante capítulo de un completísimo libro de toxicología del año 2005[1] en el que, hablando de los efectos tóxicos de los metales, los autores escriben:

El mercurio es el único metal que a temperatura ambiente se encuentra en estado líquido. El vapor de mercurio es mucho más peligroso que el metal líquido. Existen tres estados de oxidación: mercurio elemental o metálico (Hgº), mercurioso (Hg+) y mercúrico (Hg++). (...) Cada estado de oxidación, así como cada especie orgánica, provoca unos efectos característicos sobre la salud. (p. 361).

Ya hablando sobre el vapor de mercurio y sus efectos, mencionan los autores el “síndrome asténico vegetativo” o “micromercurialismo”, y dicen:

Este síndrome se diagnostica por la presencia de síntomas neurasténicos y tres o más de los signos clínicos siguientes: temblor, hipertrofia tiroidea, hipercaptación de yodo radiactivo en la tiroides, pulso lábil, taquicardia, dermografismo, gingivitis, anomalías hematológicas e hiperexcreción de mercurio en la orina. Al aumentar la exposición, los síntomas se hacen más característicos, empezando con un temblor en los dedos, párpados y labios, que puede evolucionar hasta hacerse generalizado y asociarse a espasmos violentos y crónicos en las extremidades. Esto se acompaña de alteraciones de la personalidad y de la conducta, con amnesia, excitabilidad creciente (eretismo), depresión grave e incluso delirio y alucinaciones. Otro rasgo característico del mercurialismo es la hipersalivación y la gingivitis intensa. La posibilidad de que el vapor de mercurio liberado por las amalgamas dentales provoque diversos efectos nocivos es un motivo de preocupación. Esta liberación se ha relacionado con un aumento del mercurio urinario y su acumulación del metal en diversos órganos, como el sistema nervioso central y los riñones. (p. 362).

En otro libro de medicina ya clásico (Harrison: Principios de Medicina Interna, 2006[2],16ª edición, pp. 2840-2842) también se indica que puede haber intoxicación por metales como resultado del contacto con vapores (p. ej., el vapor de mercurio para elaborar amalgamas dentales) y que el mercurio es un xenobiótico capaz de producir efectos tóxicos con cualquier exposición. También se señala que el componente más importante del tratamiento en la intoxicación por metales es suspender la exposición (como p. ej. la extracción controlada de las amalgamas) y la utilización individualizada de quelantes, tales como el dimercaprol (BAL), el edetato (EDTA), el succímero (DMSA) y la penicilamina. La intoxicación crónica por mercurio inorgánico (el de las amalgamas, aunque luego una pequeña parte también se transforma en nuestro organismo en el peligroso mercurio orgánico) se trata, entre otros quelantes, con N-acetilpenicilamina.

Véase también el capítulo “Intoxicación por metales pesados”, escrito por Howard Hu, dentro del libro de Harrison (15ª Edición, Vol. II. 2002), donde se afirma:  

(...) el plomo y el mercurio son xenobióticos y teóricamente capaces de ejercer efectos tóxicos a cualquier nivel de exposición. De hecho, en la actualidad se investiga intensamente sobre la contribución de la exposición de bajo nivel a los metales xenobióticos en las enfermedades crónicas y a las variaciones sutiles del estado de salud, que pueden tener importantes consecuencias sobre la salud pública. (pág. 3033) [El énfasis es nuestro].

El mercurio elemental posee una semivida en la sangre de unos 60 días y se excreta principalmente por la orina y las heces. La absorción digestiva y cutánea del mercurio inorgánico es significativa. (...) Una vez absorbido, el mercurio inorgánico se escinde en mercurio metálico y mercúrico. Una cantidad relativamente pequeña de este mercurio atraviesa la barrera hematoencefálica; la mayor parte se excreta con la orina y las heces, con una semivida de 40 días, o es retenido por los riñones en forma de mercurio mercúrico. (...) El vapor de mercurio metálico es la forma de exposición al mercurio mejor estudiada en cuanto a su toxicidad. (...) También puede existir una relación entre exposición de bajo grado por amalgamas dentales y reacciones inmunológicas adversas (...). Niveles menores de exposición [a mercurio inorgánico] causan formas más leves de inflamación gastrointestinal, gingivitis y aflojamiento de los dientes, aumento de la tensión arterial y taquicardia, y síndrome nefrótico. (...) Cuando un valor inicial de excreción de mercurio en orina de 24 horas es bajo, puede resultar útil repetir la determinación después de una dosis única oral de 2 g de succímero con el fin de documentar una carga renal elevada de mercurio (...). (pág. 3036) [El énfasis es nuestro].

Por su parte, el Prof. Dr. Enrique Villanueva Cañadas (Catedrático de Medicina Legal y Toxicología en la Universidad de Granada y Ex-Presidente de la International Academy of Legal Medicine) en un capítulo escrito por él (“Intoxicación por mercurio”) en el libro también por él editado: Gisbert Calabuig. Medicina Legal y Toxicología (6ª ed., 2004), dice (refiriéndose a la Prueba de la Hidrargiria Provocada / Challenge Test):
Cuando los resultados de la investigación del mercurio en la orina son negativos, aún es posible llegar al diagnóstico mediante la prueba de la eliminación provocada del metal (...) que movilizan el mercurio de los depósitos y provocan un aumento sensible de su eliminación urinaria. (pág. 945)]. [El énfasis es nuestro].
  El
Prof. Dr. Villanueva Cañadas nos recuerda también que:

El mercurio (Hg) es un metal líquido a temperatura ambiente, de densidad 13,6; es el único metal hasta hoy conocido líquido a 0 ºC. Tanto él como sus derivados orgánicos e inorgánicos son tóxicos, con una especial afinidad por el riñón y el sistema nervioso. En la naturaleza se encuentra en estado de sulfuro (cinabrio); en España las minas más importantes de este mineral se encuentran en Almadén (Ciudad Real). El mercurio hierve a 357 ºC, pero emite vapores altamente tóxicos a cualquier temperatura. (...) El mercurio elemental[3] puede oxidarse a Hg++. Del mismo modo, el Hg++ puede metilarse por bacterias anaerobias y transformarse en dimetil-mercurio, mucho más soluble y, por tanto, más peligroso. (p. 939)

En el libro Manual de toxicología clínica. Prevención, diagnóstico y tratamiento, de los doctores Robert H. Dreisbach y William O. Robertson (1988, 6ª edición), se dice:

Los vapores de mercurio se encuentran en estado monoatómico y son lipofílicos. Éstos se dirigen a las células cerebrales, donde es oxidado a Hg++ que es el que produce los efectos tóxicos”. (p. 221)

El mercurio deprime los mecanismos enzimáticos celulares mediante su combinación con los grupos sulfhidrilo (-SH); por esta razón las sales solubles del mercurio son tóxicas para todas las células. (...) En fallecimientos por envenenamiento con mercurio (...) la mucosa del aparato digestivo presenta inflamación, congestión, coagulación y corrosión” (p. 222).

Ya hablando del pronóstico, dicen estos doctores lo siguiente:

Tanto en el envenenamiento crónico como en el agudo, es posible la recuperación si se administra dimercaprol por lo menos durante una semana. La recuperación del deterioro mental causada por el envenenamiento crónico con mercurio, puede llegar a no ser completa nunca. (...) La mejoría requiere uno o dos años. (p. 224)

Para finalizar este epígrafe de información general sobre la toxicidad del mercurio, cabe destacar asimismo que, si bien no se conoce todavía la lesión bioquímica inicial responsable de los fenómenos tóxicos inducidos por el mercurio y sus derivados, se sabe que son tres sus mecanismos de acción:

Esto da lugar a múltiples efectos biológicos, siendo los principales (que no los únicos) órganos diana:

Hay que puntualizar, no obstante, que se dan manifestaciones subclínicas en las intoxicaciones por mercurio (así, p. ej., la ausencia de enzimuria no implica siempre ausencia de daño). Además, se ha demostrado que el Hg, tanto orgánico como inorgánico, disminuye las respuestas inmunitarias al ser éste un potente inmunosupresor, por lo que, a sus perniciosos efectos directos, hay que añadir los indirectos (entre otros, derivados de las alteraciones inmunitarias, que pueden resultar en graves enfermedades autoinmunes, o los que se producen como consecuencia de ser el Hg un tóxico muy corrosivo de la mucosa gastrointestinal --y de las mucosas general--, pudiendo llegar a afectar al organismo de modo sistémico y, por ende, a los cinco sentidos).

No ha de olvidarse tampoco que el Hg puede incluso alterar el ADN o información genética. Ver, p. ej.: http://www.lenntech.com/espanol/tabla-peiodica/Hg.htm  

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